Amigos les invito a reflexionar sobre este interesante video,
http://www.vidoemo.com/yvideo.php?i=aHdSTllOcWuRpVXpvemM&aen-qu-momento-se-jodi-el-per-le-echamos-la-culpa-a-todos-pero-qu-hacemos-por-el-per
lunes, 25 de enero de 2010
domingo, 24 de enero de 2010
Violencia Escolar, acoso escolar
Entrevista a la Dra. Carmen Martínez González, pediatra de la Asociación española de Pediatría de Atención Primaria y participante de la jornada sobre Violencia infantil y adolescencia.
Martes 20 de octubre de 2009
Duración aproximada : 00:04:37
Producción: Radio Almenara - 106.7 FM, Madrid
Escuchar la entrevista haciendo clik al siguiente enlace:
http://audio.urcm.net/Violencia-infancia-y-adolescencia
Martes 20 de octubre de 2009
Duración aproximada : 00:04:37
Producción: Radio Almenara - 106.7 FM, Madrid
Escuchar la entrevista haciendo clik al siguiente enlace:
http://audio.urcm.net/Violencia-infancia-y-adolescencia
Reitera Unicef alerta por posible activación de redes de trata

Sin confirmar, número de menores de edad desaparecidos en Haití
Por Narce Santibañez Alejandre
México DF, 22 ene 10 (CIMAC).- El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), asegura que “no puede confirmar cuántos menores de edad están desaparecidos” en Haití, y reiteró su preocupación por la posible activación de las redes de trata, vinculadas al mercado ilegal de adopción, que operan en República Dominicana.
En un comunicado, Unicef alertó sobre el riesgo de la actual situación en Haití, luego de las declaraciones del consejero regional de Unicef en Ginebra, Jean Luc Legrand, que hablan de un supuesto secuestro de 15 menores de edad en hospitales de Puerto Príncipe.
Luc Legrand explicó que el problema de las redes, ya existía en Haití. “Esas redes se activan apenas ocurre una catástrofe y aprovechan para secuestrar a niñas y niños para sacarlos del país”, declaró el consejero.
El organismo de la ONU, ya había expresado su alerta ante la situación de las niñas y niños en Haití, luego de que muchos quedaron separados de sus familias y de sus cuidadores. Eso los deja expuestos a la desnutrición, a la trata, a la explotación sexual y a la posibilidad de sufrir graves traumas emocionales.
Unicef y sus asociados, entre ellos el Gobierno de Haití, la Cruz Roja y Save the Children, están estableciendo espacios seguros para niñas y niños, y comenzaron el proceso de inscripción de los menores de edad sin acompañantes.
Se harán todos los esfuerzos posibles para reunir a niñas y niños con sus familias, puntualizó el organismo, solamente cuando esto sea imposible, y después de que se haya llevado a cabo un proceso apropiado de identificación, las autoridades competentes analizarán alternativas permanentes como la adopción.
DERECHOS INTERNACIONALES
La Convención de los Derechos del Niño, en su Artículo 21, insta a los Estados Parte que reconocen o permiten el sistema de adopción a que cuidarán el interés superior de la infancia (su bienestar como primordial).
Asimismo, velarán porque la infancia que haya de ser adoptada en otro país goce de salvaguardias y normas equivalentes a las existentes respecto de la adopción en el país de origen.
Al respecto, la Ley sobre Adopción Internacional dice que en caso de catástrofes, como es la actual situación de Haití, no se podrán tramitar solicitudes de adopción de menores de ese país.
Por otro lado, la Convención señala en su Artículo 32, que los Estados Parte reconocen el derecho de la infancia a estar protegida contra la explotación económica y contra el desempeño de cualquier trabajo que pueda ser peligroso o entorpecer su educación, o que sea nocivo para su salud o para su desarrollo físico, mental, espiritual, moral o social.
Sin embargo, Haití tiene los peores indicadores de salud infantil y educación en el hemisferio occidental. Miles de niñas y niños son forzados a la esclavitud moderna, como empleados domésticos y millones más laboran como trabajadores infantiles y son privados del cuidado parental.
Cabe señalar que la población haitiana es mayoritariamente joven, pues 46 por ciento de los casi 9 millones de haitianos tienen menos de 18 años de edad, debido a los altos índices de mortalidad general y elevada mortalidad infantil.
Por Narce Santibañez Alejandre
México DF, 22 ene 10 (CIMAC).- El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), asegura que “no puede confirmar cuántos menores de edad están desaparecidos” en Haití, y reiteró su preocupación por la posible activación de las redes de trata, vinculadas al mercado ilegal de adopción, que operan en República Dominicana.
En un comunicado, Unicef alertó sobre el riesgo de la actual situación en Haití, luego de las declaraciones del consejero regional de Unicef en Ginebra, Jean Luc Legrand, que hablan de un supuesto secuestro de 15 menores de edad en hospitales de Puerto Príncipe.
Luc Legrand explicó que el problema de las redes, ya existía en Haití. “Esas redes se activan apenas ocurre una catástrofe y aprovechan para secuestrar a niñas y niños para sacarlos del país”, declaró el consejero.
El organismo de la ONU, ya había expresado su alerta ante la situación de las niñas y niños en Haití, luego de que muchos quedaron separados de sus familias y de sus cuidadores. Eso los deja expuestos a la desnutrición, a la trata, a la explotación sexual y a la posibilidad de sufrir graves traumas emocionales.
Unicef y sus asociados, entre ellos el Gobierno de Haití, la Cruz Roja y Save the Children, están estableciendo espacios seguros para niñas y niños, y comenzaron el proceso de inscripción de los menores de edad sin acompañantes.
Se harán todos los esfuerzos posibles para reunir a niñas y niños con sus familias, puntualizó el organismo, solamente cuando esto sea imposible, y después de que se haya llevado a cabo un proceso apropiado de identificación, las autoridades competentes analizarán alternativas permanentes como la adopción.
DERECHOS INTERNACIONALES
La Convención de los Derechos del Niño, en su Artículo 21, insta a los Estados Parte que reconocen o permiten el sistema de adopción a que cuidarán el interés superior de la infancia (su bienestar como primordial).
Asimismo, velarán porque la infancia que haya de ser adoptada en otro país goce de salvaguardias y normas equivalentes a las existentes respecto de la adopción en el país de origen.
Al respecto, la Ley sobre Adopción Internacional dice que en caso de catástrofes, como es la actual situación de Haití, no se podrán tramitar solicitudes de adopción de menores de ese país.
Por otro lado, la Convención señala en su Artículo 32, que los Estados Parte reconocen el derecho de la infancia a estar protegida contra la explotación económica y contra el desempeño de cualquier trabajo que pueda ser peligroso o entorpecer su educación, o que sea nocivo para su salud o para su desarrollo físico, mental, espiritual, moral o social.
Sin embargo, Haití tiene los peores indicadores de salud infantil y educación en el hemisferio occidental. Miles de niñas y niños son forzados a la esclavitud moderna, como empleados domésticos y millones más laboran como trabajadores infantiles y son privados del cuidado parental.
Cabe señalar que la población haitiana es mayoritariamente joven, pues 46 por ciento de los casi 9 millones de haitianos tienen menos de 18 años de edad, debido a los altos índices de mortalidad general y elevada mortalidad infantil.
Ver más en:
http://www.terra.cl/zonamujer/index.cfm?id_cat=2007&id_reg=1349797
http://www.laneta.apc.org/index.php?option=com_content&view=article&id=775:unicef-denuncia-desapariciones-de-ninos-haitianos-de-hospitales-enviar-articulo-version-para-imprimir-letra-a-a&catid=64:noticias&Itemid=55
sábado, 9 de enero de 2010
¿QUE ES EL BULLYING? Publicación del Instituto Interamericano del Niño
¿Qué es el bullying?
El bullying es la forma de nombrar a una manera específica de violencia entre los niños. Si bien existen distintas definiciones del concepto, podemos encontrar en ellas claros elementos comunes.
En primer lugar, las acciones bullying son conductas agresivas que efectúan niños o niñas con el fin de intimidar a otros niños o niñas en el ámbito escolar. Se trata, por tanto, de conductas de acoso entre pares que en general suceden en el marco de la institución educativa.
En segundo lugar, podemos hablar que una conducta violenta constituye bullying, cuando la misma se reitera en el tiempo. Las situaciones de violencia aislada – sin que algún niño, niña o adolescente sufra una persecución sistemática de acoso – no es una acción bullying. Es importante tener en cuenta que, a veces, la tensión dentro del grupo escolar se manifiesta de una forma en la que circunstancialmente los niños despliegan roles de acosadores y acosados. Si estos roles son momentáneos o solamente se trata de un hecho aislado, el niño, la niña o adolescente víctima de esa violencia, no es un niño víctima de bullying.
El bullying es un tipo específico de maltrato, en el que la intimidación se produce por medio de distintos tipos combinados de violencia: la física, la verbal, la simbólica y, en particular, la violencia emocional.
¿Quiénes participan en una acción bullying?
Una acción bullying se produce en el seno de una relación interpersonal caracterizada por el desequilibrio de poder. El acosador utiliza en forma abusiva y sistemática su poder sobre el acosado, quien queda colocado en un lugar de víctima, del que difícilmente pueda salir por sus propios medios. Se va estableciendo un círculo de victimización, por medio del cual el acosador adquiere cada vez más poder y el acosado se siente progresivamente más desamparado.
Además de estas dos posiciones clave (acosador-acosado), dentro de la dinámica bullying juegan un papel importante los observadores o testigos. Los observadores pueden ser otros niños, niñas o adolescentes, pero también profesores, autoridades de la institución, padres, entre otros. Sus actitudes y reacciones frente a una situación aguda de acoso son determinantes, porque los testigos pueden reforzar la actitud agresiva, eludir o evitar la situación sin incriminarse en la conflictiva, o abandonar el papel de meros observadores y enfrentar al acosador.
Si bien los testigos pueden ser diversos, cuando este rol es ejercido por otro niño o niña, el significado es diferente. En la dinámica bullying todos los actores se someten: el niño o niño
víctima del hostigamiento, el testigo que por miedo a las represalias o afán de pertenecer al grupo de “los líderes” evita o se suma al acoso, y el victimario. Los niños o adolescentes acosadores se someten a cumplir el rol de matón, un rol que les hace daño en su desarrollo integral.
¿Dónde se producen las acciones bullying?
El bullying tiene lugar principalmente en el ámbito escolar. En el Informe del experto independiente para el estudio de la violencia contra los niños (2006), se organiza la información en función de cinco ámbitos en los que se produce la violencia; a saber: en el hogar y en la familia; en escuelas y entornos educativos; en entidades asistenciales y judiciales; en el lugar de trabajo; y en la comunidad.
Dentro de la violencia que sufren los niños, niñas y adolescentes en las escuelas y entornos educativos, se señala expresamente que “la violencia en las escuelas también se produce en forma de peleas y acoso entre estudiantes. En algunas sociedades el comportamiento agresivo, incluidas las peleas, se percibe como un problema menor de disciplina. El acoso entre compañeros a menudo está ligado a la discriminación contra los estudiantes de familias pobres o de grupos marginados por su etnia, o que tienen características personales especiales.”
Breve análisis de las implicancias
Las implicaciones que tienen las relaciones sociales en el contexto escolar para la adaptación de los niños y niñas son tan importantes como las que se derivan del contexto familiar. En la interacción con los otros, los niños y niñas construyen su mundo interno; es decir, las representaciones acerca del mundo físico y social.
Las relaciones interpersonales entre los grupos de iguales son trascendentes en su desarrollo porque allí se conforma la red y el estatus de cada uno de sus miembros. El bullying es, entonces, un fenómeno grupal, cuya repercusión trasciende la situación concreta y llega a modelar la percepción de la conducta incluso de los no implicados. Si un niño, niña o adolescente recibe agresiones en forma sistemática, no solo está siendo hostigado por el acosador, sino por todo el entorno social en el que vive.
Si bien el acoso puede darse por diversas razones, es importante destacar el componente discriminatorio que tiene el fenómeno. En este sentido, cabe recordar que los Estados ratificantes de la Convención sobre los Derechos del Niño (CDN) se han comprometido, por medio de su artículo 2, a asegurar “su aplicación a cada niño sujeto a su jurisdicción, sin distinción alguna, independientemente de la raza, el color, el sexo, el idioma, la religión, la opinión política o de otra índole, el origen nacional, étnico o social, la posición económica, los impedimentos físicos, el nacimiento o cualquier otra condición del niño, de sus padres o de sus representantes legales.”
Este principio de la CDN interesa especialmente, dado que en las situaciones concretas de bullying, muchas veces los adultos (docentes, cuidadores, entrenadores, etc.) participan de la
discriminación sin advertir la violencia que puede estar sufriendo alguno de los niños, niñas o adolescentes a su cargo.
Las consecuencias de la violencia en la salud y en el bienestar los niños son devastadoras. Los efectos del bullying a mediano y largo plazo son múltiples, tanto para el acosador como para el acosado. Según Cerezo (2008) se presentan en un continuo que va desde la pérdida de la capacidad de establecer relaciones de amistad estables hasta llegar a altos grados de depresión – incluso al suicidio - o de deseo de “venganza” como fórmula de escape ante la violencia sufrida. Asimismo el acosador sufre las consecuencias en relación directa con su proceso de desadaptación escolar, extendiendo su conducta antisocial a otras esferas de su vida.
Cuando una acción bullying se establece en el centro educativo, no es suficiente hablar del fenómeno y caracterizar al niño o adolescente como “bully”, sino que se requiere descubrir a qué circunstancias responde, cómo se gesta y por qué aparece en ese momento. Sin un buen análisis desde la institución educativa en coordinación con las familias, es difícil que no se reiteren las situaciones.
En ocasiones resulta menos problemático tratar a un niño o adolescente como la causa del problema y, por ejemplo, indicarle un tratamiento psiquiátrico que logra aliviar a padres y maestros, pero que no necesariamente resuelve la situación del niño o adolescente. Es necesario que se profundice sobre las diversas vinculaciones entre el bullying y la violencia social, institucional y familiar.
Finalmente, cabe recordar que son los propios niños, las niñas y los y las adolescentes quienes en múltiples estudios y consultas, han planteado el abordaje de la violencia como una de sus necesidades más acuciantes.
Bibliografía:
Cerezo, R. (2008) Acoso escolar. Efectos del bullying. Boletín de la Sociedad de Pediatría de Austria, Cantabria, Castilla y León.
Lecannelier, A. (2008) Bullying, violencia escolar: ¿Qué es y cómo intervenir? Universidad del Desarrollo, Chile.
Moreno, M., Vaca, C., Roa, J. (2006) Victimización escolar y clima socio-familiar. En Revista Iberoamericana de Educación(ISSN: 1681-5653)N.º 40/6 – 15 de diciembre de 2006. Disponible en: http://www.rieoei.org/investigacion27.htm
Naciones Unidas (1989): Convención sobre los Derechos del Niño.
Naciones Unidas (2006). Informe del experto independiente para el estudio de la violencia contra los niños, de las Naciones Unidas.A/61/299.
Olweus, D. (1993) Acoso Escolar, “Bullying”. En las escuelas: Hechos e Intervenciones. Centro de Investigación para la Promoción de la Salud, Universidad de Bergen, Noruega.
Osorio, F. (2009). Bullying. Acoso y maltrato entre niños y adolescentes. En: Revista Relaciones Nº 303, Agosto 2009, Montevideo, Uruguay.
Ramirez, S, Justicia, F. (2006) El maltrato entre escolares y otras conductas-problemas para la convivencia. Revista electrónica de Investigación Psicoeducativa. Nº 9 Vol. 4 (2).
Yuste, J. (2007) El termino ¨bullying¨ y su definición. Disponible enhttp://conflictoescolar.wordpress.com/2007/09/09/el-termino%E2%80%9Cbullying%E2%80%9D-y-su-definicion
Enlaces de interés:
International Journal on Violence and Schools
Argentina - Observatorio Argentino de Violencia en las Escuelas
Brasil - Observatório de Violências nas Escolas Brasil
Canadá - Canadian Observatory on School Violence Prevention Bullying.org
Chile - Prevención de la violencia escolar
Colombia - Política educativa para la formación escolar en la convivencia
Kit para el manejo de la intimidación escolar
Estados Unidos - Olweus Bullying Prevention Program from Hazelden & Clemson University
Uruguay - Espacio Todo Bien
El bullying es la forma de nombrar a una manera específica de violencia entre los niños. Si bien existen distintas definiciones del concepto, podemos encontrar en ellas claros elementos comunes.
En primer lugar, las acciones bullying son conductas agresivas que efectúan niños o niñas con el fin de intimidar a otros niños o niñas en el ámbito escolar. Se trata, por tanto, de conductas de acoso entre pares que en general suceden en el marco de la institución educativa.
En segundo lugar, podemos hablar que una conducta violenta constituye bullying, cuando la misma se reitera en el tiempo. Las situaciones de violencia aislada – sin que algún niño, niña o adolescente sufra una persecución sistemática de acoso – no es una acción bullying. Es importante tener en cuenta que, a veces, la tensión dentro del grupo escolar se manifiesta de una forma en la que circunstancialmente los niños despliegan roles de acosadores y acosados. Si estos roles son momentáneos o solamente se trata de un hecho aislado, el niño, la niña o adolescente víctima de esa violencia, no es un niño víctima de bullying.
El bullying es un tipo específico de maltrato, en el que la intimidación se produce por medio de distintos tipos combinados de violencia: la física, la verbal, la simbólica y, en particular, la violencia emocional.
¿Quiénes participan en una acción bullying?
Una acción bullying se produce en el seno de una relación interpersonal caracterizada por el desequilibrio de poder. El acosador utiliza en forma abusiva y sistemática su poder sobre el acosado, quien queda colocado en un lugar de víctima, del que difícilmente pueda salir por sus propios medios. Se va estableciendo un círculo de victimización, por medio del cual el acosador adquiere cada vez más poder y el acosado se siente progresivamente más desamparado.
Además de estas dos posiciones clave (acosador-acosado), dentro de la dinámica bullying juegan un papel importante los observadores o testigos. Los observadores pueden ser otros niños, niñas o adolescentes, pero también profesores, autoridades de la institución, padres, entre otros. Sus actitudes y reacciones frente a una situación aguda de acoso son determinantes, porque los testigos pueden reforzar la actitud agresiva, eludir o evitar la situación sin incriminarse en la conflictiva, o abandonar el papel de meros observadores y enfrentar al acosador.
Si bien los testigos pueden ser diversos, cuando este rol es ejercido por otro niño o niña, el significado es diferente. En la dinámica bullying todos los actores se someten: el niño o niño
víctima del hostigamiento, el testigo que por miedo a las represalias o afán de pertenecer al grupo de “los líderes” evita o se suma al acoso, y el victimario. Los niños o adolescentes acosadores se someten a cumplir el rol de matón, un rol que les hace daño en su desarrollo integral.
¿Dónde se producen las acciones bullying?
El bullying tiene lugar principalmente en el ámbito escolar. En el Informe del experto independiente para el estudio de la violencia contra los niños (2006), se organiza la información en función de cinco ámbitos en los que se produce la violencia; a saber: en el hogar y en la familia; en escuelas y entornos educativos; en entidades asistenciales y judiciales; en el lugar de trabajo; y en la comunidad.
Dentro de la violencia que sufren los niños, niñas y adolescentes en las escuelas y entornos educativos, se señala expresamente que “la violencia en las escuelas también se produce en forma de peleas y acoso entre estudiantes. En algunas sociedades el comportamiento agresivo, incluidas las peleas, se percibe como un problema menor de disciplina. El acoso entre compañeros a menudo está ligado a la discriminación contra los estudiantes de familias pobres o de grupos marginados por su etnia, o que tienen características personales especiales.”
Breve análisis de las implicancias
Las implicaciones que tienen las relaciones sociales en el contexto escolar para la adaptación de los niños y niñas son tan importantes como las que se derivan del contexto familiar. En la interacción con los otros, los niños y niñas construyen su mundo interno; es decir, las representaciones acerca del mundo físico y social.
Las relaciones interpersonales entre los grupos de iguales son trascendentes en su desarrollo porque allí se conforma la red y el estatus de cada uno de sus miembros. El bullying es, entonces, un fenómeno grupal, cuya repercusión trasciende la situación concreta y llega a modelar la percepción de la conducta incluso de los no implicados. Si un niño, niña o adolescente recibe agresiones en forma sistemática, no solo está siendo hostigado por el acosador, sino por todo el entorno social en el que vive.
Si bien el acoso puede darse por diversas razones, es importante destacar el componente discriminatorio que tiene el fenómeno. En este sentido, cabe recordar que los Estados ratificantes de la Convención sobre los Derechos del Niño (CDN) se han comprometido, por medio de su artículo 2, a asegurar “su aplicación a cada niño sujeto a su jurisdicción, sin distinción alguna, independientemente de la raza, el color, el sexo, el idioma, la religión, la opinión política o de otra índole, el origen nacional, étnico o social, la posición económica, los impedimentos físicos, el nacimiento o cualquier otra condición del niño, de sus padres o de sus representantes legales.”
Este principio de la CDN interesa especialmente, dado que en las situaciones concretas de bullying, muchas veces los adultos (docentes, cuidadores, entrenadores, etc.) participan de la
discriminación sin advertir la violencia que puede estar sufriendo alguno de los niños, niñas o adolescentes a su cargo.
Las consecuencias de la violencia en la salud y en el bienestar los niños son devastadoras. Los efectos del bullying a mediano y largo plazo son múltiples, tanto para el acosador como para el acosado. Según Cerezo (2008) se presentan en un continuo que va desde la pérdida de la capacidad de establecer relaciones de amistad estables hasta llegar a altos grados de depresión – incluso al suicidio - o de deseo de “venganza” como fórmula de escape ante la violencia sufrida. Asimismo el acosador sufre las consecuencias en relación directa con su proceso de desadaptación escolar, extendiendo su conducta antisocial a otras esferas de su vida.
Cuando una acción bullying se establece en el centro educativo, no es suficiente hablar del fenómeno y caracterizar al niño o adolescente como “bully”, sino que se requiere descubrir a qué circunstancias responde, cómo se gesta y por qué aparece en ese momento. Sin un buen análisis desde la institución educativa en coordinación con las familias, es difícil que no se reiteren las situaciones.
En ocasiones resulta menos problemático tratar a un niño o adolescente como la causa del problema y, por ejemplo, indicarle un tratamiento psiquiátrico que logra aliviar a padres y maestros, pero que no necesariamente resuelve la situación del niño o adolescente. Es necesario que se profundice sobre las diversas vinculaciones entre el bullying y la violencia social, institucional y familiar.
Finalmente, cabe recordar que son los propios niños, las niñas y los y las adolescentes quienes en múltiples estudios y consultas, han planteado el abordaje de la violencia como una de sus necesidades más acuciantes.
Bibliografía:
Cerezo, R. (2008) Acoso escolar. Efectos del bullying. Boletín de la Sociedad de Pediatría de Austria, Cantabria, Castilla y León.
Lecannelier, A. (2008) Bullying, violencia escolar: ¿Qué es y cómo intervenir? Universidad del Desarrollo, Chile.
Moreno, M., Vaca, C., Roa, J. (2006) Victimización escolar y clima socio-familiar. En Revista Iberoamericana de Educación(ISSN: 1681-5653)N.º 40/6 – 15 de diciembre de 2006. Disponible en: http://www.rieoei.org/investigacion27.htm
Naciones Unidas (1989): Convención sobre los Derechos del Niño.
Naciones Unidas (2006). Informe del experto independiente para el estudio de la violencia contra los niños, de las Naciones Unidas.A/61/299.
Olweus, D. (1993) Acoso Escolar, “Bullying”. En las escuelas: Hechos e Intervenciones. Centro de Investigación para la Promoción de la Salud, Universidad de Bergen, Noruega.
Osorio, F. (2009). Bullying. Acoso y maltrato entre niños y adolescentes. En: Revista Relaciones Nº 303, Agosto 2009, Montevideo, Uruguay.
Ramirez, S, Justicia, F. (2006) El maltrato entre escolares y otras conductas-problemas para la convivencia. Revista electrónica de Investigación Psicoeducativa. Nº 9 Vol. 4 (2).
Yuste, J. (2007) El termino ¨bullying¨ y su definición. Disponible enhttp://conflictoescolar.wordpress.com/2007/09/09/el-termino%E2%80%9Cbullying%E2%80%9D-y-su-definicion
Enlaces de interés:
International Journal on Violence and Schools
Argentina - Observatorio Argentino de Violencia en las Escuelas
Brasil - Observatório de Violências nas Escolas Brasil
Canadá - Canadian Observatory on School Violence Prevention Bullying.org
Chile - Prevención de la violencia escolar
Colombia - Política educativa para la formación escolar en la convivencia
Kit para el manejo de la intimidación escolar
Estados Unidos - Olweus Bullying Prevention Program from Hazelden & Clemson University
Uruguay - Espacio Todo Bien
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